Hace ya un tiempo que tome algunas decisiones que en algún momento de la vida todos debemos tomar, y es que eso es la vida una burbuja de emociones y decisiones donde todos podemos cambiar nuestro destino y dejar de cometer ese suicidio emocional que para mi es "Hacer cosas que no me gusta hacer".

Y así fue que llegue a Oglit, tomando algunas decisiones y queriendo cambiar el mundo.
No sabia que estaba por entrar en una de las etapas mas creativas de mi vida, con dos profesores dispuestos a enseñarme muchas cosas y hacerme entender que en la vida nada tiene sentido si no perseguimos nuestros sueños.

Hoy son dos buenos amigos, Elkin Urango ingeniero de sistemas con especialización en Mandar todo al carajo y dejar que la vida se complique, Igual se va ir al carajo -Dice el. A elkin solo le importa programar, hacer tecnología y tener café.

Por otro lado esta Daniel Ramirez <- este si esta loco. Administrador de empresas del CESA con un gran amor por aprender y apasionado por la música en vivo, TIENE QUE SER EN VIVO. Los dos me enseñaron demasiadas cosas en 7 meses que estuvimos compartiendo 24/7.

Elkin me enseño mucho de ingeniería de software, mientras Daniel me enseñaba como tomar apuntes y como siempre podía exigirme un poco mas. Ah! y me enseño algo muy importante y es que SIEMPRE SE PUEDE VOLVER A EMPEZAR.

En Oglit teníamos ciertos mantras o ritos de la fraternidad oglit. Cuando todo se estaba por ir a al carajo o no teníamos ideas claras hacíamos esto.

Y es que en oglit no solo trabajamos en 1 proyecto.
La verdad es que trabajamos en tantos proyectos y cada proyecto nos enseño cosas tan diferentes, es por eso que mi vida se dividió entre el antes de y el después de toda esta locura.

Nunca trabajamos en oglit por el dinero, siempre se trabajo por el amor a la vida y a lo que hacíamos, Aprendimos a defender nuestros proyectos en circunstancias abrumadoramente contrarias.

Eso me definió como profesional y como persona, Pero la enseñanza mas bonita de oglit fue la sensación de agradecimiento hacia la vida que desarrollamos mientras trabajábamos allí.

Y es que sentimos que tenemos mucha suerte por hacer lo que hoy hacemos que es seguir soñando como niños y creando sueños como profesionales.